14 de febrero de 1968
El Monje Loco nos deleita con esta siniestra historia, escrita originalmente por Robert E. Howard y que lleva por título “Palomos del Infierno”. El espíritu del escritor se ve magníficamente reflejado y la narración es tan avasallante que puede figurar como una de las mejores puestas en escena de nuestro querido personaje. Charles Collier y Gerard Claud vuelven a Luisiana, y a medio camino, vencidos por el cansancio, deciden darse un descanso pernoctando en una ruinosa mansión abandonada que se encuentra perdida entre el bosque. Aparentemente la casa se ve inofensiva y en total abandono. Ambos amigos se tienden en el piso dispuestos al descanso que anhelan y al poco tiempo se hallan profundamente dormidos. Repentinamente Gerard despierta y entre sueños divisa a Charles subiendo una escalera con movimientos de sonámbulo. Al mismo tiempo sus oídos perciben un apagado silbido. Lo ve desaparecer en el rellano y sorpresivamente volver sobre sus pasos armado con un hacha. Su mirada es de loco y su objetivo es descargar el golpe en su persona. Aterrado y sin coordinación alguna el joven huye del lugar y desorientadamente se pierde en el bosque. Se sabe perseguido. Unas pisadas como de lobo acortan distancia y presiente que el fin esta cerca. De pronto una ayuda inesperada llega de la mano de Buck, el Sheriff del lugar. Con palabras entrecortadas cuenta al representante de la ley su extraña aventura y ambos hombres regresan al lugar de los hechos. Para el policía la situación es clara: Gerard mató a su amigo con el hacha e inventó esa tétrica historia para librarse de polvo y paja. Pero algo lo contiene. Hay cosas que no calzan. No se ven vestigios de sangre. La víctima fue asesinada en el segundo piso y, sin embargo, hay huellas de una sola persona. Antes de tomar una decisión decide investigar más a fondo el asunto. Está convencido de que el joven es inocente y conoce una historia pavorosa referente a la familia que vivió en la casona antes de ser abandonada. Buscando datos, policía y sospechoso llegan al rancho de Jacobo, el brujo de la comarca, quien les narra el relato más escabroso que ellos pudieran imaginarse. Brutalmente aterradora.
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